Cuando vas a darte de alta como autónomo, Hacienda te pregunta en los modelos 036 y 037 qué tipo de actividad vas a realizar.
Es decir, nada más empezar, ya tienes que definir si lo tuyo es una actividad empresarial o profesional. Por eso es importante que sepas diferenciarlas.
Además, las actividades económicas de los autónomos están asociadas al código IAE. Con este código informarás a Hacienda de la actividad que vas a realizar, por eso es muy importante elegir el IAE que te corresponda.
Además, dependiendo de tu elección tendrás unas obligaciones fiscales u otras. Las actividades empresariales y profesionales tienen su definición bien diferenciada, así que vamos a verlas.
¿Qué son las actividades profesionales?
La definición de actividad profesional viene dada por quien realiza la actividad.
Se entiende que los autónomos que realizan actividades profesionales están preparados para ellas, es decir, tienen una titulación que les acredita para desarrollar esa actividad.
Para resumir lo que es la actividad profesional, es la que se realiza únicamente con conocimiento y experiencia profesional del trabajador. A veces, incluso pueden pertenecer a un colegio profesional.
Hay diferentes tipos de actividades profesionales. Algún ejemplo de actividades profesionales son las que llevan a cabo los abogados, los médicos, los arquitectos, los notarios…
Pero hay otros casos en los que esta calificación como actividades profesionales, no es tan clara.
Por ejemplo, esto pasa con los agentes de seguros o los profesores. Dependerá de las circunstancias de cómo realizan esta actividad para calificarlas como una actividad profesional o no.
Normalmente, los autónomos con actividad profesional trabajan por cuenta propia y sus únicos medios son sus conocimientos.
Además, la principal diferencia con los autónomos que realizan actividades empresariales es que no tienen organización de empresa ni de negocio.
Es decir, que son ellos mismos los que eligen el horario de su trabajo, los medios que utilizan para realizarla, etc.
Un ejemplo de actividad profesional podría ser un arquitecto que trabaja para sí mismo desde su casa o que visita a domicilio a sus clientes para realizar proyectos.
Este autónomo no tiene organización de empresa y sus únicos recursos son sus conocimientos.
Es él mismo quien decide sobre los materiales que tiene que comprar para trabajar, su horario de atención al público o los días que quiere descansar.
¿Qué son las actividades empresariales?
En la definición de actividad empresarial entrarían todas aquellas actividades que no están incluidas en el apartado anterior.
Es decir, una actividad empresarial es aquella que está estructurada, con una infraestructura y desarrollo fijados. Por ejemplo: el comercio, la hostelería, la fabricación…
¡Pero cuidado! Porque para saber cuáles son las actividades profesionales y empresariales no solo debes tener en cuenta el tipo de trabajo que realizas, sino cómo lo realizas.
Esto es así porque, una actividad profesional puede transformarse en empresarial en cualquier momento.
Siguiendo con el ejemplo de actividad profesional de nuestro arquitecto, si en lugar de trabajar desde casa decide alquilar un local con personas contratadas y organizando el trabajo, su actividad será considerada como empresarial.
Límite entre actividad profesional y empresarial
Queda claro, después de las definiciones, que una actividad profesional no puede tener una estructura de empresa más allá de su propia actividad y esta debe estar basada en sus conocimientos.
En el momento en que se crea un diseño empresarial con empleados e infraestructura con medios de producción, la actividad pasa ser empresarial, aunque seas autónomo.
El éxito de la empresa no se centrará sólo en tu cualificación para hacer el trabajo, también dependerá de tu gestión y explotación del negocio.
Diferencias entre las actividades profesionales y empresariales a la hora de tributar
En las actividades empresariales, los autónomos no están obligados a retener IRPF en sus facturas, y, por lo tanto, tienen que liquidar trimestralmente el modelo 130 obligatoriamente.
Las actividades profesionales están sujetas a retención. El tipo general actualmente es del 15 %.
Aun así, existen tipos reducidos del 7 % (para los nuevos profesionales en ese primer año y los dos siguientes) y para actividades profesionales puntuales (recaudadores municipales, mediadores de seguros, etc.).
Además, si se da el caso de que el 70 % o más de tus ingresos están sujetos a retención, estarás exento de presentar el modelo 130.
Por ejemplo, un autónomo profesional factura 10.000 €, de los cuales 8.000 han sido a empresas y 2.000 a particulares.
Como las facturas a empresarios están sujetas a retención suponemos que se le aplica el tipo general (15 %), pagará en retenciones 1.200 €.
Esos 8.000 € a empresarios han estado sujetos a retención y representan el 80 % de los ingresos del profesional. Por lo tanto, este autónomo estará exento de presentar el modelo 130.
Trabajar en actividades empresariales y profesionales a la vez
También es común, que el autónomo tenga más de una fuente de ingresos y quiera mantener dos proyectos o más al mismo tiempo.
Si es tu situación, solo necesitarás incluir las retenciones en las facturas relacionadas con la actividad profesional, dejando al margen la empresarial.