Una oportunidad. Y un dilema. ¿Qué hacer? Sin duda, estás delante del eterno debate autónomo vs. asalariado.
Pero el debate se ve distinto cuando eres tú quien debe decidir. Sobre todo una vez que eres autónomo y una empresa te propone trabajar para ella. Pero no como autónomo, sino como empleado.
¿Qué decisión tomar?
Vamos a mostrarte los factores que debes tener en cuenta para elegir lo mejor para ti.
Qué es trabajar por cuenta ajena
Primero aclaremos qué significa trabajar por cuenta ajena.
Si eres autónomo, es probable que ya lo sepas, ya que lo más frecuente es haber trabajado por cuenta ajena antes de ser autónomo.
Pero puede que ya lleves un tiempo de autónomo y hayas olvidado qué significaba aquello de trabajar como empleado.
Así que empecemos por las definiciones: ¿qué es trabajar por cuenta ajena?
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los trabajadores por cuenta ajena son:
Es decir, que trabajar por cuenta ajena significa:
- Trabajar para una empresa
- A cambio de un salario
La definición es quizá muy breve y no comprende todo lo que significa trabajar como empleado.
Seguramente te ayude más responder a esta pregunta: ¿cuáles son las ventajas y desventajas de trabajar por cuenta ajena?
Ventajas y desventajas de trabajar por cuenta ajena
Trabajar como empleado para otro tiene sus cosas. Es decir, que tiene sus pro y sus contra.
Algunos son absolutos. Vamos, que lo mires como lo mires, solo puede ser una ventaja o una desventaja.
Otros, en cambio, dependen de cómo los mires.
Veamos detenidamente los aspectos menos relativos.
Ventajas de trabajar por cuenta ajena
En forma de lista lo verás mejor:
- Salario fijo. Sabes lo que ganas cada mes, lo recibes a final de mes y eso te ayuda a planificar mejor tu vida y te da estabilidad.
- Jornada laboral estable. Es verdad que en algunos trabajos puede haber picos en los que sepas cuando entras pero no cuando sales. Pero, a rasgos generales, como asalariado tienes una jornada laboral estable de 8 horas.
- Elevada protección social. La baja por enfermedad, la baja por maternidad o paternidad, el despido o la jubilación son derechos que tienes bien cubiertos a nivel de prestación.
- Vacaciones pagadas. Por ley tienes asegurado 30 días naturales de vacaciones pagadas. Y a eso súmale los festivos.
En resumen, podríamos condensar sus ventajas en dos palabras: estabilidad y seguridad.
Desventajas de trabajar por cuenta ajena
Ahora veamos la otra cara de la moneda. La menos brillante:
- No tienes el control de tu trabajo. Trabajas para una empresa, estás sujeto a su organización y a sus reglas, por lo que no puedes organizar el trabajo a tu manera.
- Eres un subordinado. Tienes un jefe o un superior que ordena las tareas y de quien dependes. En algunos trabajos, según la posición, puedes tener más autonomía, pero siempre subordinada a los propósitos de la empresa.
- Horarios fijos y pocos flexibles. Y, en muchos casos, con pocas opciones de teletrabajo (no todos los puestos lo permiten).
- Dificultades para la conciliación familiar. La rigidez horaria, algunos trabajos presenciales (sin opciones de teletrabajo), el tiempo perdido en desplazamientos o los trabajos por turnos no ayudan a conciliar la vida laboral y familiar.
Podemos matizar algunos aspectos. Por ejemplo, muchas empresas ofrecen teletrabajo y facilitan la conciliación.
Pero, a grandes rasgos, los beneficios y desventajas que te hemos citado están presentes en la mayoría de trabajos asalariados.
Qué es trabajar como autónomo
Eres autónomo, ¿qué te vamos a contar? Pero, aun así, es bueno hacer un repaso. Siempre ayuda ver tu situación mejor cuando te la cuentan de afuera.
Definiciones. Según la definición estadística del Ministerio de Trabajo, el trabajo por cuenta propia es:
En resumen, que un autónomo es aquel que:
- Trabaja para sí mismo (y por dinero)
- Se dedica de manera habitual a esa actividad (se gana la vida con ella, no lo hace de manera esporádica o puntual)
- No está subordinado a ninguna empresa u otra persona (otro autónomo, por ejemplo)
- Y puede tener trabajadores a su cargo (o no)
Luego están los subtipos como el autónomo societario, el autónomo colaborador o familiar y el autónomo dependiente o TRADE.
Son subtipos minoritarios, por lo que no los tendremos muy en cuenta para hablar de las ventajas y beneficios de trabajar por tu cuenta.
Ventajas y desventajas de ser autónomo
Aquí pasa un poco como con el trabajo asalariado y con todo. Ser autónomo tiene pros y contras.
Algunos no tienen vuelta de hoja (mires como los mires son una ventaja o una desventaja). Y otros son relativos, por lo que depende de la situación, el tipo de actividad o de cómo se lo tome el propio autónomo.
Así que nos centraremos más en aquellos aspectos que comparten la mayoría de autónomos en la mayoría de situaciones.
Beneficios de ser autónomo
Ya sabes que como autónomo eres tu jefe y puedes organizar el trabajo a tu manera. Y eso, quieras o no, son ventajas lo mires como lo mires.
Pero hay otras:
- Trabajas para ti y haces lo que te gusta. Es tu proyecto (hasta tu sueño) y todo lo que haces y ganas lo haces y ganas para ti. No para otro. Y lo haces porque te gusta.
- Horarios flexibles. Es lo que tiene poder organizar el trabajo como quieras, que empiezas y acabas cuando quieres.
- Puedes elegir para quien trabajar. Es verdad que cuando arrancas no tienes esa libertad. Pero una vez que has cogido velocidad de crucero y tienes tu cartera de clientes, no estás obligado a trabajar para aquellos con mala reputación o con los que ya has tenido una mala experiencia.
- Tus ingresos no están topados. No tienes un salario fijo y, si tienes una buena racha, tus ingresos pueden variar de manera positiva, al alza, en cuestión de meses.
- Puedes conciliar con la familia. Es lo que tiene poder organizar tu trabajo a tu manera, que te puedes organizar para pasar más tiempo con la familia.
Desventajas de ser autónomo
Y ahora llegan los nubarrones. Que no siempre tiene que ser así para todos los autónomos, pero que generalmente sí lo es para la mayoría:
- Ingresos variables. Cuando los ingresos varían para arriba, fantástico. Pero cuando los ingresos fluctúan arriba y abajo ya es otra cosa. Puedes vivir, de hecho, épocas de vacas flacas y épocas de vacas gordas.
- Menos protección social. La protección social depende de lo que cotices, que a su vez depende de lo que ganes. Si eliges cotizar por la base mínima según tus rendimientos (como hace la gran mayoría), recibirás prestaciones más bajas (por enfermedad, por cese de actividad, por jubilación).
- Respondes a tus deudas con tu patrimonio personal. En caso de deudas, no hay distinción entre tu patrimonio privado y tu patrimonio profesional. Por lo que tendrías que responder con el privado.
- No tienes vacaciones pagadas. Y los festivos tampoco se pagan y eso puede ser duro cuando hay puentes.
Por cuenta propia o ajena: ¿qué es mejor?
Y ahora toca comparar. ¿Es mejor ser autónomo o asalariado?
Aclaremos algo: no hay una respuesta definitiva, que sirva para todos los autónomos que están en tu misma situación.
Pero subrayar las diferencias más comunes te ayudará a reflexionar
Diferencias entre trabajo por cuenta ajena y trabajo por cuenta propia
Antes te hablábamos de las ventajas y desventajas de ser empleado y asalariado. ¿Qué tal si las comparamos ahora?
Lo haremos en forma de criterios, para que puedas valorar bien si te compensa seguir siendo autónomo o hacerte empleado.
Autonomía
Como empleado trabajas para otro y dependes de ese otro. No tienes libertad para organizar tu trabajo como quieras (horarios, tareas) y siempre estarás subordinado a la empresa, a sus reglas y jerarquías.
Y como autónomo —ya sabes— no es así. Eres tu propia empresa. Por lo que gozas de todas las libertades de las que carece un empleado (auténtica flexibilidad de horarios, organización de tareas, etc.).
Eso sí: ser autónomo tiene también sus servidumbres. No tienes que aguantar a jefes ni a compañeros pesados. Pero tienes que soportar algunos clientes que —piensas— ojalá no hubieras tenido que conocer. Y no siempre es posible decir no.
Realización personal
Como autónomo te dedicas a tu proyecto. A lo que te gusta y mejor se te da. Y cuando uno trabaja para su proyecto y en lo que le gusta, se puede hablar con propiedad de realización y satisfacción personales.
Esto no quiere decir que como empleado no puedas sentirte realizado.
De hecho, algunos empleados lo son (o dicen que lo son). Especialmente si haces lo que te motiva, tienes relativa autonomía (siempre será relativa) y cuando la empresa te ofrece opciones de promoción y crecimiento profesionales.
Pero esto último siempre dependerá más de la empresa que de ti.
Ingresos
Ingresos fijos e ingresos variables. Una diferencia clara entre ser empleado y ser autónomo.
Como autónomo vives con mayor incertidumbre. Pero no solo para lo malo: un ingreso variable también lo es cuando crece, no solo cuando sube y baja.
Si estás en racha, el vaivén de tus ingresos no tiene por qué preocuparte.
Y si las cosas te van como un tiro, tus ingresos pueden empezar a crecer y crecer.
Como empleado tendrás mayor estabilidad, de eso no hay duda.
Pero también más límites. Puedes renegociar tu salario cada año con tu jefe, pero no experimentar cómo tu salario se dispara mes a mes cuando a la empresa para la que trabajas le van bien las cosas.
Por cierto, que si eres autónomo dependiente o familiar, también puedes disfrutar de ingresos más estables. Y como autónomo societario, solo cuando te puedes poner nómina.
Cobros y morosidad
No es lo mismo cobrar a final de mes, cada mes, que hacerlo a 60 días o vete tú a saber.
Según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), el 38,2 % de los autónomos sufre morosidad. Es decir, que no cobran dentro del plazo legal (un máximo de 60 días desde la prestación del servicio o entrega del bien).
Como trabajador por cuenta ajena no tendrás que sufrir esta clase de contratiempos. Al menos, por norma general.
Protección social
De entrada, un asalariado y un autónomo tienen acceso, prácticamente, a las mismas prestaciones de la Seguridad Social.
Las diferencias son pocas: el empleado puede cobrar el paro, pero el autónomo tiene el cese de actividad (que es el paro del autónomo), aunque ya te advertimos que acceder a esta prestación no es fácil.
La cuantía también es la misma, siempre y cuando coticen por la misma base.
Y aquí es donde existen diferencias.
El nuevo sistema de cotización de autónomos obliga a cotizar según los ingresos reales. Sin embargo, el sistema te permite cotizar por la base inferior del tramo correspondiente a tus rendimientos.
Por lo que acabas recibiendo prestaciones mínimas (por enfermedad, paternidad o maternidad, jubilación, etc.).
Y si te beneficias de la tarifa plana, cotizas por la mínima general y, además, no tienes derecho a cobrar el cese de actividad (puedes elegir, sin embargo, cotizar por este concepto de manera voluntaria para así cobrarlo).
¿Que quieres recibir una prestación equiparable? Entonces debes elegir una base superior. Y esto significa más gastos (y menos ingresos) para ti.
Pagos a la Seguridad Social
Ligado a lo anterior: como autónomo, tienes que hacerte cargo del pago de todas tus cotizaciones.
Como empleado, el pago se reparte con la empresa. Y, encima, la empresa paga más proporción. Lo que, si eres empleado, es una ventaja.
Y esto es una gran diferencia y es lo que explica que como autónomo tengas menor protección social: al tener que pagar tú todas las cotizaciones, es tentador cotizar por la base inferior de tus rendimientos para así pagar menos.
A un coste futuro más elevado, claro.
Tareas administrativas y de gestión
Como autónomo debes hacerte cargo de tareas administrativas y de gestión que como empleado no sabes ni que existen.
Por ejemplo, llevar un registro de tu facturación y contabilidad, los pagos a la Seguridad Social, tus obligaciones fiscales con Hacienda, etcétera.
Eso sí: como autónomo puedes delegar estas tareas a una asesoría para poder centrarte en la parte productiva de tu negocio.
Deudas
Esto no debe preocuparte si eres empleado. Hablamos, claro, de deudas derivadas de tu trabajo (otra cosa son las deudas personales).
Pero como autónomo sabes que es distinto. Que si tienes deudas tienes que responder con tu patrimonio personal (tu casa, tu coche…).
Es uno de los riesgos de ser autónomo.
Riesgos
Hablando de riesgos: como autónomo asumes más riesgos.
El riesgo —como la incertidumbre— es algo inherente a un emprendedor. Si las cosas marchan bien, estupendo. Pero cuando se tuercen, tu exposición a los riesgos puede alcanzar, como te decíamos ahora, tu patrimonio personal.
Los riesgos que corre un empleado son mucho menores. Entre otras cosas, porque no debe tomar decisiones tan trascendentales como un autónomo (una inversión, una nueva línea de negocio, contratar un empleado).
Y menos todavía tener que responder con tu patrimonio personal.
Aunque esto de los riesgos se puede ver de distintas maneras y a favor del autónomo.
Sobre esto, te dejamos un artículo interesante de Juanjo Traver, emprendedor y cofundador de Declarando
Aprende más: Por qué ser autónomo es menos arriesgado que ser empleado
¿Quién paga más impuestos, un autónomo o un asalariado?
Un autónomo y un asalariado son personas físicas. Su trabajo tributa por el impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF).
El IRPF es un impuesto progresivo: ganas más, pagas más. Existen unos tramos de IRPF. Y son iguales para todas las personas físicas, ya seas autónomo o empleado.
Conclusión: un autónomo y un asalariado pagan los mismos impuestos.
Por lo que hace al IRPF, claro.
¿Y qué ocurre con el IVA? El IVA es un impuesto que grava el consumo. Muchos autónomos ejercen actividades sujetas a IVA. Pero ese impuesto no lo paga el autónomo. Lo paga el consumidor.
El autónomo solo tiene que declararlo, es decir, ingresarlo a Hacienda. Pero no lo paga.
En este sentido, es correcto decir que un autónomo tiene unas obligaciones fiscales que no tiene un empleado.
Pero eso no tiene que ser una desventaja. Según lo mires, puede ser una ventaja. Sobre todo si tienes una asesoría fiscal, como veremos después.
¿Dónde está la auténtica diferencia fiscal? En los gastos deducibles. Los autónomos pueden deducirse los gastos ligados a su actividad.
Gastos deducibles quiere decir que puedes recuperar el IVA de tus gastos y desgravarte del IRPF otros gastos (todos relacionados con tu trabajo, eso sí).
Si eres empleado, esto no funciona así. En la declaración de la renta tienes derecho a algunas deducciones, pero estas no tienen el alcance y la relevancia que los gastos deducibles pueden tener para los autónomos.
Así que a la hora de ser autónomo —o seguir siendo autónomo— tienes que valorar el potencial de ahorro de los gastos deducibles.
¿Eliges seguir siendo autónomo? ¡Empieza entonces a ahorrar!
En Declarando hemos calculado que ese potencial de ahorro puede ser, de media, 4.000 € al año.
Esto lo sabemos porque es lo que logramos que se ahorren nuestros autónomos en impuestos.
Sí, cada año logramos que nuestros clientes —todos autónomos— se ahorren unos 4.000 €. ¡Así dan ganas de seguir siendo autónomo!
Así que, si tienes dudas, nosotros te las solucionamos. Solicita ahora una llamada gratuita con uno de nuestros expertos.
Puede incluso que una consultoría gratuita también te ayude a aclararte sobre tu decisión de ser empleado o seguir mejor como autónomo.