Quédate con esto: no todos los autónomos deben presentar pagos fraccionados del IRPF.
Y ahora con esto otro: como autónomo, debes pagar el IRPF, sí o sí.
Las dos cosas son compatibles. ¿Te suena confuso? 🤔
No te preocupes: en este artículo vamos a desentrañar el misterio y descubrir si eres uno de los afortunados que se libran de este trámite fiscal.
Y no te agobies si eres uno de los que tiene que hacer pagos fraccionados, porque te enseñaremos cómo calcularlos y cómo afectan a tu declaración de la renta.
Así que prepárate para despejar tus dudas y empezar a dominar el complejo mundo de los impuestos.
Pero antes, aclaremos lo esencial 💡
¿Qué son los pagos fraccionados de IRPF?
Los autónomos deben tributar su actividad por el IRPF, es decir, el impuesto sobre la renta de las personas físicas.
Es el mismo impuesto que grava el trabajo de un trabajador asalariado.
Pues bien, determinados autónomos (no todos, como veremos más adelante) deben adelantar parte del IRPF a lo largo del año.
Estos adelantos se conocen como pagos fraccionados a cuenta de IRPF. O, más sencillo: pagos fraccionados de IRPF.
El pago se debe efectuar cada trimestre y el cálculo del importe depende de si el autónomo tributa por estimación objetiva o por estimación directa.
La estimación objetiva y la estimación directa (normal o simplificada) son los regímenes de IRPF para autónomos.
Y como la grandísima mayoría de los autónomos tributa por estimación directa, en lo que sigue nos centraremos en este tipo de régimen.
¿Pero qué autónomos están obligados a efectuar pagos fraccionados de IRPF?
¿Qué autónomos están obligados a realizar pagos fraccionados de IRPF?
En principio, cualquier autónomo, por el mero hecho de realizar una actividad económica, está obligado a hacer pagos fraccionados de IRPF.
En principio, porque:
No debes realizar pagos fraccionados si ejerces una actividad profesional y has aplicado retenciones en más del 70 % de tus ingresos
¿Y qué se entiende por actividad profesional? ¿Y qué es eso de las retenciones?
Vayamos por partes:
- Una actividad profesional es aquella que se encuadra en la sección segunda del impuesto de actividades económicas (IAE). Se trata de una actividad que, para ejercerla, necesitas una cualificación. Por ejemplo, abogado, asesor, periodista, diseñador, consultor de marketing o de negocios, etc.
- Las retenciones son cantidades que adelantas en concepto del IRPF y que aplicas en tus facturas de venta. Solo debes practicarlas si tus clientes son también autónomos o empresas.
Pues bien, muchos autónomos que ejercen actividades profesionales también aplican retenciones en sus facturas.
Por lo que, si este es tu caso, no debes preocuparte por los pagos fraccionados.
Pero si eres un autónomo profesional que combina ingresos con y sin retenciones, entonces deberás efectuar pagos fraccionados de IRPF (siempre y cuando los ingresos con retención no superen el 70 %).
Y si realizas una actividad empresarial (por ejemplo, como autónomo societario, que tiene una empresa) deberás hacer pagos a cuenta del IRPF a lo largo del año.
Cuándo y cómo se presentan los pagos fraccionados de IRPF
Te lo adelantábamos antes, pero no habíamos entrado todavía en más detalles. Ahora es el momento 🔍
Los pagos fraccionados de IRPF se realizan cada trimestre
O por ser más precisos: después de cada trimestre natural. Es decir:
- Del 1 al 20 de abril para el pago del primer trimestre
- Del 1 al 20 de julio para el del segundo trimestre
- Del 1 al 20 de octubre para el del tercer trimestre
- Del 1 al 30 de enero del año siguiente para el del cuarto trimestre
Los pagos fraccionados a cuenta de IRPF se realizan a Hacienda. O, más concretamente, a la Agencia Tributaria (o AEAT), que es el organismo encargado de recaudar los impuestos en España.
Y para realizarlos, debes presentar el modelo 130 (el 131 si eres autónomo en módulos).
El 130 es un modelo de autoliquidación, es decir, una declaración en la que debes pagar (liquidar) un impuesto.
Lo más importante de este modelo es su cálculo. Es decir, cómo calcular los pagos fraccionados de IRPF.
Cálculo de los pagos fraccionados de IRPF
¿Cómo se calcula el modelo 130?
De forma panorámica y resumida: con el modelo 130 adelantas una parte de tus beneficios.
Es decir, una parte de la diferencia entre los ingresos y gastos de tu actividad, que es lo que Hacienda llama rendimiento neto.
Por gastos, por cierto, debes entender gastos deducibles, que son aquellos que te puedes desgravar por estar relacionados con tu actividad.
El cálculo funciona de esta manera:
- Restas tus ingresos (con y sin factura) y tus gastos (con y sin factura)
- Sobre este resultado, calculas el 5 % (en concepto de gastos de difícil justificación) y se lo restas. Esto te dará el rendimiento de tu actividad.
- Sobre el rendimiento, deberás calcular el 20 %
Pero aquí no acaba todo. Una vez has calculado el 20 %, al resultado deberás restarle:
- Las retenciones de IRPF que hayas aplicado en tus facturas de venta.
- Los pagos fraccionados de los modelos 130 que has presentado durante el año
El resultado de estas restas te dará la cifra a pagar a Hacienda.
¿Qué ocurre si no has tenido beneficios?
Si el rendimiento neto es negativo es porque has tenido pérdidas, es decir, que tus gastos han superado tus ingresos.
Deberás presentar el modelo 130 igualmente, pero no adelantarás, claro está, ningún dinero.
Cómo influyen los pagos fraccionados de IRPF en tu declaración anual de la renta
Llegados a este punto te preguntarás: vamos a ver, si como todo autónomo e hijo de buen vecino tengo que presentar cada año la declaración de la renta, ¿cómo afectan a su resultado los pagos fraccionados del IRPF?
¿Tendré que pagar de nuevo por lo que ya he ido pagando durante el año?
Respuesta a esto último: Nooooooo.
¡Claro que no!
Los pagos fraccionados, como ya te mencionábamos antes, son adelantos del IRPF. Y el IRPF no es más que la renta que declaras anualmente.
Hacienda tiene en cuenta estos adelantos, claro está, cuando te toca presentar la declaración anual de la renta.
Por tu parte, solo debes consignar esos pagos a cuenta del IRPF en la casilla 604 de la declaración de la renta (el modelo 100).
En este sentido, presentar cada trimestre pagos fraccionados puede ser una ventaja para ti: cuando toque presentar la renta al año siguiente, deberás indicarlo en el formulario y esto hará que el importe a pagar —si te toca pagar— sea menor.
Aclarado esto, vamos a abordar un asunto muy importante no solo de los pagos fraccionados, sino de los impuestos que debes pagar como autónomo: la deducción de tus gastos.
Qué gastos se pueden deducir los autónomos en los pagos fraccionados de IRPF
Los gastos fiscalmente deducibles deberían ser un viejo conocido tuyo.
Y si no lo son todavía, porque acabas de empezar como autónomo, a partir de lo que te vamos a contar lo serán 😊
Técnicamente, un gasto deducible es aquel que te puedes restar para pagar menos impuestos.
Para un autónomo, un gasto puede ser deducible por el lado del IVA y por el lado del IRPF.
Aquí nos vamos a ocupar únicamente de los gastos deducibles en el IRPF.
De modo general, para que un gasto sea deducible debe cumplir los siguientes requisitos:
- Estar vinculado a tu actividad (por lo que un gasto privado no te lo puedes deducir)
- Estar justificado, generalmente, mediante una factura
- Estar registrado en tu contabilidad (concretamente, en tu registro de gastos)
Aparte de estos requisitos generales, existen unas limitaciones, especialmente cuando se trata de gastos que pueden tener también un uso privado (por ejemplo, el coche).
¿Vemos los principales gastos que te puedes deducir en el modelo 130? 👇
- La cuota de autónomos, que es el pago en cotizaciones que haces a la Seguridad Social cada mes.
- Los gastos del alquiler. El 100 % si es un local de negocio (una oficina, un despacho) y si usas tu vivienda particular para trabajar, el porcentaje afecto (el porcentaje de metros cuadrado dedicado a trabajar con respecto al total de metros cuadrados de tu vivienda).
- Los gastos de suministro (luz, agua, gas), internet y teléfono. Parecido al pago del alquiler: el 100 % cuado es un local de negocio y el 30 % del espacio afecto, si trabajas desde casa.
- IBI, comunidad de vecinos y tasas de basura. Como con el alquiler, solo puedes deducir el porcentaje afecto cuando trabajas desde casa (siempre y cuando seas tú quien asumas esos gastos y no el propietario).
- Compra de materiales y materias primas. Son gastos necesarios para el funcionamiento de tu negocio, como materiales para fabricar un producto u ordenadores para trabajar.
- Los bienes de inversión, que son aquellos que usas a largo plazo para tu negocio (más de un año) y tienen un valor superior a los 3.005,06 € (mobiliario, maquinaria, vehículos, etc.)
- Gastos en dietas. Incluye comidas en restaurantes y dormir en hoteles cuando te desplazas por trabajo a otro municipio. Están limitados: 26,67 € al día en comidas (48,08 € diarios si es en el extranjero) y 54,34 € diarios si incluye pernoctación, es decir, dormir en un hotel (91,35 € si es fuera de España)
- Gastos de representación, que son aquellos que inviertes en fortalecer los lazos comerciales con clientes y proveedores (comidas y cenas, invitación a eventos, etc.)
- Seguros de salud, de responsabilidad civil y multirriesgos para el hogar o el local de negocio. El seguro de salud privado está limitado a 500 € al año en deducción del IRPF por cada miembro de tu familia
- Software y herramientas online para trabajar (como el pago del alojamiento web, si tienes alojamiento)
- Gastos en asesoría fiscal para autónomos.
La lista puede ser aún más exhaustiva, pero esto ya depende de la situación particular de cada autónomo.
Lo que sí podemos dejar claro es que, si eres exhaustivo (y riguroso) con la deducción de gastos, puedes llegar a ahorrarte de media 4.000 € en impuestos al año.
Así es: 4.000 € en ahorro fiscal.
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